“The Kanamits have come to change
the way we exist as we know it.”
The Twilight Zone, To Serve Man
Como humanos, siempre queremos tener las cosas más
modernas o las cosas más realizadas para que parezcamos bien guay a nuestros
amigos y a los que nos rodean. Me parece que cada año algo nuevo de la
tecnología se dispone para el público y los que lo compran se olvidan de lo que
tenían antes, aunque funcionan sin ningún problema. Se convencen que lo
necesitan cuando no es así para nada.
Así es lo que pasó en
el episodio de The Twilight Zone. Algo
nuevo le llegó al mundo y las personas no
querían seguir viviendo como lo hacían antes sin lo más nuevo de los
extraterrestres porque tendrían todo para vivir “más felices.”
Cuando fui misionero en
Chile, leí un mensaje del élder David A. Bednar y él habló de cómo nos
olvidamos de las cosas buenas que teníamos pero nos convencemos que lo más
moderno es lo que realmente necesitamos. Él dijo: “Pero elevo mi voz de amonestación de que
no debemos derrochar ni dañar las relaciones auténticas por obsesionarnos con
las artificiales.”
Él dice que no nos
enfocamos en lo bueno que es la vida, las relaciones que tenemos con los
familiares nuestros, ni en las responsabilidades que se nos pone la vida porque
gastamos tanto tiempo en la media social. ¡El poder tener el internet en tus manos
todo el tiempo es maravilloso! Pero, tal como los kanamitos llegaron y se
suponía que quisieron ayudar a los habitantes del mundo, resultó que fue un
engaño no más y puede pasar a nosotros gracias a la facilidad de preocuparnos
demasiado en la media social. Si no nos ponemos cuidadosos, nos haremos como las personas en The Twilight Zone e ir al planeta de los
kanamitos para “ser servido” cuando imaginaban un lugar hermoso y casi
perfecto.
Solamente porque algo
se pone viejo no quiere decir que no sirve. Es bueno disfrutar de la tecnología
moderna, pero de tal manera que no olvidemos de cómo se comunica con las demás
personas a nuestro alrededor a la manera vieja. Cuando nos acordamos de esas
cosas, valoramos más lo que tenemos. El cambio es bueno pero el cambiarnos no
lo es.
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