“Yo soy el enamorado de Faustine; el capaz de matar y de matarse; yo soy
un monstruo.”
Adolfo Bioy Casares, La Invención de Morel, pág. 182
Casares,
por medio del ejemplo del protagonista, nos muestra la gran importancia de
tener a tu lado alguien con quien puedes relacionarte. En este momento del cuento,
el protagonista le ha seguido por unos días a Faustine, y no puede imaginar una
vida sin ella. Tanto así que se considera a sí mismo alguien peligroso y
desesperado porque no aguantaba el pensamiento de no estar con el amor de su
vida. Él dice: “Entonces, la vida es intolerable para mí.”
Cuando yo estaba en la prepa, salió Crepúsculo y todas mis amigas lo estaban leyendo y contaban de lo perfecto que era la historia de Edward y Bella juntos. En el segundo libro de la serie, La Nueva Luna, Bella siente igual que el carácter que Casares usa. Ella se despierta en el medio de la noche mojada de su propio sudor, no tiene nada de ganas de seguir viviendo, y sueña con el volver a estar con Edward de nuevo. Ella sentía, al principio por lo menos, que no
podía hacer nada para que él volviera y se cumpliera su sueño de estar feliz
con él. Un día, se pone a sí misma en peligro y, de la nada, llegó Edward a
protegerla y salvarle la vida.
Tal
como el protagonista, Bella estaba tan enamorada de Edward que no quería seguir
viva a menos que lo tuviera a su lado. El protagonista, igual que Bella, estaban
dispuestos a poner su vida en peligro y arriesgar todo sólo con el fin de tener
su sueño cumplido.
Lo
que Stephanie Meyer y Casares nos explica por medio de estos libros transmite
el mensaje de que la vida no vale nada a menos que tengamos a alguien para amar. Tanto
así que somos capaces de hacer lo que sea con el fin de que no sintamos deprimidos.
Creo que a los que no les gusta perder, ellos se convertirán en un “monstruo” y
se sacarán de la depresión por medio de los actos que les hará poder permanecer
con su amante y poder decir: “Tendré la recompensa de una eternidad tranquila.”
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